Venezuela atraviesa una grave crisis económica y humanitaria en los últimos años que se ha visto agravada ahora por la pandemia de coronavirus, pese a lo cual hasta una quinta parte de los alimentos producidos en el país, donde las imágenes de supermercados vacíos son recurrentes, se desperdicia.
Según datos de productores y distribuidores, no se consumen aproximadamente 60.000 toneladas al mes, o el 13 por ciento del consumo nacional, principalmente debido a la escasez de combustible que impide a los agricultores recolectar y distribuir alimentos.
De acuerdo con un estudio realizado por la asociación de ingenieros agrícolas de Venezuela y la cámara de productores de alimentos, recogido por Bloomberg, alrededor del 21 por ciento de los alimentos producidos en los primeros seis meses de 2020 no se comerán.
Aunque este dato está por debajo de los niveles en algunos países desarrollados viene a sumarse al hecho de que, según una evaluación llevada a cabo entre julio y septiembre de 2019 por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), casi el 60 por ciento de los hogares no tenían ingresos suficientes para comprar alimentos.
"Cuando tenemos una emergencia humanitaria compleja, cada tonelada de comida determina si alguien puede comer", subraya Saúl López, quien dirige la asociación de ingenieros agrícolas.
El régimen de Nicolás Maduro ha estado luchando contra la escasez de combustible desde marzo, cuando una combinación de mala administración en las refinerías y las sanciones estadounidenses redujeron la producción y las importaciones de gasolina a prácticamente cero.
Aunque los envíos de Irán han reabastecido las estaciones de servicio, la escasez causó grandes interrupciones en una red de distribución de alimentos ya frágil. Según López, el combustible todavía es demasiado escaso o demasiado costoso para que los agricultores recolecten y distribuyan adecuadamente sus productos.
Algunas de las medidas adoptadas para frenar la propagación de la pandemia, como el confinamiento, también impiden que los agricultores lleguen a la capital, así como la falta de crédito para continuar produciendo, en un país donde la inflación está en constante aumento, también impiden que los alimentos lleguen a los supermercados.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), debido a la falta generalizada de acceso, Venezuela figura entre los 42 países a nivel global que necesitan ayuda externa para alimentos. En 2019, la producción total de cereales disminuyó debido a una importante contracción de la superficie sembrada, como consecuencia de los altos costos de producción y la falta general de insumos agrícolas en los mercados internos.